Su pérdida obligó al gobierno al estudio de otro corredor militar. Con tal motivo se iniciaron negociaciones diplomáticas con los cantones suizos, a fin de conseguir permiso de tránsito de tropas españolas por su territorio y el paso del Rhin.
Este segundo corredor partía de Milán y por los valles de la Engadina y la Valtelina llegaba a Landeck, en el Tirol, de ahí cruzando el Rhin por Breisach en Alsacia, se pasaba al Ducado de Lorena y a través de él hasta los Países Bajos.

La invasión francesa del valle de la Valtelina, la pérdida de Alsacia a manos de los franceses, fueron golpes mortales para los corredores militares españoles, empero, el más grave sin duda fue la ocupación del ducado de Lorena por Luis XIII en 1633. Todas las rutas por tierra que servían para el aprovisionamiento de las tropas del Imperio español en los Países Bajos, dependían del derecho de paso por Lorena, por lo tanto, con esta ocupación quedaron fuera de uso por imposición francesa.

El aumento del volumen de tropas y la escalada de las operaciones militares durante el siglo XVI intensificaron lógicamente el peso del aprovisionamiento de los ejércitos.
Alrededor de 1550 apareció una nueva institución: la "étape militaire". La idea no era nueva, las staples oétapes hacía mucho que se usaban como centros comerciales; eran lugares donde los comerciantes y sus clientes concurrían en la seguridad de que allí podrían encontrarse para hacer sus transacciones y donde se almacenaban mercancías para su venta y distribución. En el siglo XVI la institución fue adaptada con fines militares. En el 1551, por ejemplo, para atender el paso frecuente de grandes contingentes de tropas francesas por el valle de Maurienne con dirección a Italia, los franceses establecieron una cadena permanente de étapes. Estas resultaron útiles, y así continuaron funcionando aun después de que los franceses se retiraran en 1559. En 1567 el Duque de Alba pudo servirse de las étapes organizadas por los franceses, a su paso por el Maurienne, pero tuvo que ocuparse de disponer una nueva cadena para el resto de su viaje hasta Bruselas.

En sistema de étapes era sencillo y razonable. Se establecía como centro la staple o pueblo, al que se llevaban y desde el que se distribuían las provisiones a las tropas. Si había que darles cama, se recurría a las casas de laétape y de los pueblos circundantes. Los encargados de la étape, junto con los comisarios ordenadores, responsables del alojamiento de los soldados emitían unos vales especiales, llamados billets de logement que determinaban el número de personas y caballos que habían de acomodarse en cada casa. Después de partir las tropas, los dueños de estas podían presentar los billets al recaudador local de contribuciones y exigir su pago contra obligaciones por impuestos, pasados o futuros.
Cada expedición que utilizaba el «camino español", era precedida de un comisario especial, enviado desde Bruselas o Milán para determinar con los gobiernos de Luxemburgo, Lorena, Franco Condado y Saboya, el itinerario de las tropas, los lugares en que habían de detenerse, la cantidad de víveres que había de proporcionárseles y su precio. Normalmente cada gobierno provincial solicitaba ofertas de aprovisionamiento para una o más étapes (las ofertas las hacía muy frecuentemente, un robin -letrado- de uno de los tribunales provinciales de justicia, o un oficial del gobierno local).

Los asentistas cuya oferta era aceptada. debían firmar una "capitulación" que fijaba la cantidad de alimentos que habían de proporcionar y los precios que podían exigir por ellos, así como el modo de pago.
Además de víveres, era frecuente que las étapes tuvieran que proporcionar a las tropas medios para transportar la impedimenta. En los valles alpinos el transporte se hacia con acémilas, las mulas pequeñas llevaban entre 200 y 250 libras y entre 300 y 400 las grandes. A cada compañía le eran necesarias para su traslado entre 20 y 40 mulas en los pasos alpinos, o bien de dos a cuatro carretas en terreno llano, según la cantidad de equipaje.

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